Desde siempre la implantación corporativa de la metodología BIM ha requerido la disposición previa de un modelo de información normalizado para todos los activos en gestión. Seguramente por ello, una de las normativas cuya aplicación está impactando más positivamente en la digitalización de la gestión del entorno construido, es el estándar ISO 19650.

La aplicación de esta serie de normas está solventando el principal escollo al que se enfrentan las empresas al implantar BIM en su organización: el establecimiento de un entorno colaborativo, donde TODOS los partícipes (actores) en el desarrollo y gestión del entorno construido colaboren y, sobre todo, dispongan de información común y confiable para la toma de decisiones.

Ciertamente, antes de la publicación de la norma, la implantación de la metodología BIM ya obligaba el establecimiento de un protocolo de colaboración entre todos los partícipes en el proyecto de construcción. Ahora bien, ha sido ahora, a raíz de la estandarización de la organización, desarrollo y digitalización de la información, cuando el “BIM en Colaboración” es una realidad más allá del proceso constructivo.

En definitiva, la nueva normativa ha facilitado que las organizaciones dispongan de un sistema normalizado y certificable para la gestión eficiente del “Activo BIM” durante todo su ciclo de vida, tanto desde la perspectiva de la propiedad y los usuarios como los profesionales partícipes en su desarrollo, operación y mantenimiento.

Un nuevo marco referencial para la “contratación BIM”

Tanto en el proceso constructivo como, posteriormente, en la fase de operación y explotación del activo construido, intervienen múltiples actores (propietario, promotor, arquitectos, ingenieros, constructores, instaladores, facility managers, proveedores de servicios, etc.) y es una práctica habitual, que tanto los protocolos de actuación como los requerimientos de información sean pactados con cada parte interesada. Precisamente, este es la principal dificultad a la que se enfrenan las empresas cuando desarrollan la metodología BIM en sus organizaciones.

Cuando el sistema de contratación permite establecer reglas de juego independientes entre sí, para todos y cada uno de los contratos relacionados con los activos construidos, es prácticamente imposible especificar políticas, procedimientos y estándares de producción de información COMUNES y COORDINADAS para todos los actores.

En este sentido, la aplicación de la ISO 19650 especifica que un adjudicador (generalmente, la organización), antes de cualquier contratación, debe disponer de una cuidada descripción de los protocolos de actuación y requisitos generales de información relativos a sus activos construidos. Esto es, el desarrollo de la metodología BIM en la organización, exige la especificación detallada de los requisitos de información en relación a:

  • los objetivos corporativos (OIR)[1];
  • el proceso constructivo (PIR); y
  • la operación y mantenimiento del Activo (AIR),

de esta manera, en la redacción de cada nuevo contrato sólo se necesitará referenciar estos requerimientos de información universales para que, posteriormente, sea considerados en el desarrollo del plan de ejecución BIM (BEP) específico del proyecto.

El Entorno de Colaboración Corporativo es la base del éxito

El desarrollo del programa de BIM Governance exige el establecimiento de un proceso de generación e intercambio de información normalizado, auditable, transparente, controlable y accesible para todos los partícipes en el desarrollo y mantenimiento de los modelos PIM & AIM.

Con este fin, las organizaciones convienen la disposición de un entorno colaborativo NORMALIZADO donde se estructura la información y se establecen las reglas de intercambio lo que facilita la comunicación eficaz entre todos los partícipes en el desarrollo y gestión de los activos y, lo más importante, garantiza la fiabilidad de la información (además de la minimización de errores, perdidas o interpretaciones erróneas).

En definitiva, la disposición de un Entorno de Colaboración Corporativo asegura que la información es generada una sola vez y, sobre todo, es la “fuente única de verdad” para todos los actores. Además, de esta manera, se garantiza que los trabajos se realizan sobre las actualizaciones aprobadas y que el Activo BIM (AIM) va siendo enriquecido de forma regulada a lo largo de su ciclo de vida.

En resumen, es absolutamente esencial que todos los acuerdos entre las partes interesadas referencien las mismas políticas, procedimientos y estándares lo que, finalmente, asegurará la consistencia, calidad y el nivel de documentación (metadatos, catálogos, definiciones, etc.) de los Activos BIM administrados y se exija que el desarrollo de las actividades se realice siempre sobre la base del EdC (entorno de colaboración) dispuesto por la organización.

 

Roberto Rojas Gallego

General Manager

ARCHIBUS S. C. SPAIN, S.A.

[1] Es crítico que los adjudicadores conozcan la razón del nivel de información exigido ya que facilitará el trabajo colaborativo a realizar.

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